02 octubre

Solo debe haber un camino: la unión

 Tras las primeras movilizaciones realizadas el pasado veintitrés de septiembre me han quedado un par de cosas muy claras:


La primera de ellas es que la mayoría de los que ejercen esta digna y menospreciada profesión están bastante hartos de la situación que nos envuelve desde hace ya demasiado tiempo, algo que creo se notó en los diferentes puntos en los que estas se realizaron por todo el país.


La segunda de ellas es que, a pesar de que se movilizó más gente de la que muchos esperaban, para un servidor sigue siendo una cantidad irrisoria, sobre todo en comparación con lo mucho que nos jugamos. 



Si me habéis leído con anterioridad ya lo sabréis, pero si es la primera vez, me gustaría dejaros clara una cosa. Suelo ser de los que les gusta escuchar todo tipo de opiniones y que suele respetarlas, aunque lógicamente no siempre compartirlas, pero en estos momentos en los que tanto nos jugamos, pienso que deberíamos dejar a un lado las siglas a las que representamos y buscar puntos de unión entre los integrantes de esta profesión. Qué más da si las movilizaciones son convocadas por este o aquel sindicato? Qué importancia tiene en los momentos que vivimos que estemos más o menos de acuerdo con la forma de actuar de este o aquel? Para este que escribe absolutamente nada.


Lo que nos debe quedar a todos claro es que hemos llegado a un punto de inflexión en el que solo la unión nos puede permitir avanzar y conseguir por fin dignificar una profesión a la que la mayoría infravalora, pero a la que todos acuden cuando necesitan esto o aquello. No existe otra forma de hacer partícipe a la sociedad de nuestras necesidades que movilizarnos y hacer ese ruido necesario para llegar a los medios de comunicación, paso para mí fundamental para que desde las altas instancias comiencen a entender que necesitamos un giro de guión.


Pero no nos engañemos, no es solo a la patronal a la que debemos exigir un esfuerzo, si no a los poderes públicos elegidos por todos nosotros y que son los que tienen la obligación de machacar sin cortapisas a todas esas emprezuchas que ofertan muy a la baja a costa de robarle a los trabajadores. Fueron ellos los que tras la enorme crisis de principios de este siglo comenzaron a mirar para otro lado y a entregar sus instituciones a empresas sin la infraestructura necesaria como para que la seguridad privada continuase avanzando al ritmo que lo hace la sociedad.


Recuerdo perfectamente cuando el hecho de entrar a trabajar en cualquier edificio o instalación perteneciente a ayuntamientos juntas o gobierno de la nación representaba una auténtica alegría para los profesionales del sector, ya que llevaba implícita una seguridad y estabilidad de la que esta profesión carece en la inmensa mayoría de las ocasiones. Pero claro, llegaron las vacas flacas para todos y desde las instituciones comenzaron a contratar empresas que ofertaban muy por debajo del precio real de un servicio. Las consecuencias las conocemos todos: retrasos en los pagos, te quito este plus o aquel, de pago las innumerables horas extras a lo que me venga bien y finalmente, tras dejar varios salarios sin pagar, cerrojazo a la oficina y a la empresa, para empezar a hacer lo mismo en otro sitio y con otro nombre.


Que la patronal no quiera aumentar los costes que le supone mantener decentemente el ejercicio de a lo que se dedican es un hecho evidente, como nos ocurriría a cualquiera que intentemos sacar adelante un negocio, pero debemos ser conscientes de que si siguen compitiendo con empresas que no cumplen con los convenios, les será prácticamente imposible acceder a la mayoría de los contratos, más aún en los difíciles momentos que vivimos.


 Uno de los mejores ejemplos de ellos es nuestra empresa, todo un ejemplo a la hora de ceñirse al convenio y pagar a los profesionales lo que este dictamina, pero que lógicamente es incapaz de ser competitiva frente a empresas que ofertan a la baja a costa de nuestro sueldo.


En esta sociedad que vivimos, en la que todos disponemos de teléfonos móviles, tablets, ordenadores y demás dispositivos para estar en contacto, debemos de aprender a entender que lo que para nosotros es muy relevante utilizándolos, llega a muy pocas personas, careciendo prácticamente de relevancia a nivel social, por lo que es necesario ejercer las acciones indispensables para que nuestras reivindicaciones alcancen la notoriedad necesaria, la suficiente como para que los que viven cómodamente en sus lujosos sillones, vean nuestra situación como una amenaza a su privilegiada situación. 


Por todo ello pienso que es el momento adecuado para dejar de lado nuestras diferencias y unirnos para conseguir unas condiciones de trabajo justas y acordes cada sociedad en la que vivimos. Un salario digno para los que nos jugamos la vida diariamente, una edad de jubilación acorde al trabajo que desempeñamos, una protección jurídica necesaria ante el aumento incesante de agresiones y un merecido reconocimiento a los que diariamente nos dejamos la piel sin ser valorados lo suficiente.


Sólo la unión nos hará ser más fuerte y alcanzar nuestros objetivos.


Juan Manuel Caballero. Delegado sindical de UGT en Trablisa Sevilla.


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