Personal de seguridad privada iba a cachear a algunos adolescentes por si fumaban sustancias ilícitas en una cancha
Tres vigilantes de seguridad del centro de internamiento educativo para menores infractores de Valle Tabares, en el municipio de La Laguna, resultaron heridos de consideración tras ser agredidos de forma violenta durante el pasado domingo presuntamente por parte de cinco internos.
Los hechos ocurrieron cuando cinco empleados de la empresa de seguridad fueron activados por el personal educativo, ya que se había detectado que varios de los usuarios estaban fumando en una cancha y se consideró oportuno que se hicieran registros por si consumían sustancias ilícitas. Los trabajadores de seguridad privada empezaron a realizar cacheos y entonces comenzó el enfrentamiento.
Los afectados presentaron denuncias por las lesiones sufridas en la Comisaría de la Policía Nacional de La Laguna. El suceso ocurrió pasadas las 13:10 horas, cuando los seguritas se dirigieron a la cancha de la Unidad de Convivencia de la Unidad 1 de Valle Tabares, que es un módulo terapéutico, en el que suele haber chicos agresivos, o bien con algún trastorno psíquico y que toman algún tipo de medicación psiquiátrica.
En el momento en el que los trabajadores registraban a uno de los infractores, otro de ellos se puso muy alterado, se quitó la camiseta y adoptó una posición intimidatoria y de lucha hacia los vigilantes. Entonces, otro de los chicos se lanzó sobre uno de los empleados. Así fue como empezó la agresión.
Los empleados recibieron numerosas patadas y puñetazos durante el altercado. Además, uno de los internos consiguió arrebatarle la defensa (porra) para intimidar y golpear al grupo que trataba de reducir a los violentos.
Una de las víctimas recibió golpes contundentes en el costado y en el ojo derecho, así como en la cabeza. Supuestamente, a raíz de la lesión ocular, el afectado fue remitido al área de Oftalmología de un centro hospitalario, ya que padecía visión borrosa y diversas molestias después de la agresión, como vértigo intermitente. Otro vigilante, que sufrió golpes en la cabeza, tiene mareos y vómitos.
A la primera víctima se le recetó medicación para los próximos veinte días y la realización de una prueba radiológica para determinar si existe fractura en la órbita ocular. Uno de los impulsores de la reyerta presuntamente también provocó un altercado hace varias semanas en un comedor del centro de internamiento al tirar la bandeja con la comida durante un almuerzo. Supuestamente, a su carácter violento se une que es una persona alta y corpulenta. Un interno de los que tienen marcado como problemático.
Según las fuentes, el ataque del pasado domingo no tuvo peores consecuencias porque los internos que se encontraban en las instalaciones deportivas no se sumaron a los cinco que decidieron agredir al personal del centro.
Las personas consultadas indican que en el patio había alrededor de 18 adolescentes, cuando no es recomendable que haya más de seis o siete juntos en un espacio de esas características.
A raíz de este episodio violento, se intentó recabar la versión de la Fundación Canaria de Juventud Ideo, que declinó realizar declaraciones sobre el asunto o las críticas de parte de los vigilantes que resultaron heridos.
Consultado sobre los protocolos que se deben seguir, uno de los empleados opina que «se debe apostar por la reinserción de los internos, pero por encima de todo debe primar la seguridad de los trabajadores».
En este sentido, afirma que aquellos vigilantes que son denunciados, con razón o sin ella, por algunos adolescentes tienen muchas papeletas para ser apartados del trabajo más operativo en la seguridad privada como medida cautelar y, en el mejor de los casos, acaban desempeñando tareas administrativas.
A su juicio, «los vigilantes cada vez tenemos más funciones de tipo educativo y estamos preocupados por la situación de violencia que se da en el centro». También echa en falta una mejor aplicación del régimen sancionador o de corrección de conductas inadecuadas, a la vez que lamenta que esta situación se arrastra desde hace meses y años.
Una desgracia
Otro trabajador del centro asegura que «cualquier día va a pasar una desgracia en Valle Tabares, con el personal educativo o los vigilantes». Y recuerda que «nosotros vamos a trabajar, no a ser agredidos por los internos», asegura antes de advertir de que los fines de semana se ha reducido la plantilla de educadores y eso influye a la hora de trabajar con este tipo de internos.
Factores como la juventud, la inexperiencia en la labor con estos adolescentes muy conflictivos y el miedo a estos influyen de forma negativa en el trabajo con los mismos. Cabe recordar que los internos del centro de Valle Tabares han sido condenados por delitos graves o están a la espera de un juicio.
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