* El borrador del reglamento impide recortar la antigüedad o la peligrosidad para ajustar los salarios al nuevo mínimo
* Los empresarios creen que se veta de facto una práctica protegida por la ley y el Tribunal Supremo
Yolanda Díaz quiere que la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) de 2026 se traslade de forma íntegra a las nóminas de los trabajadores. La ampliación de este umbral salarial es obligatorio, por lo que sirve como regla para todos los convenios y contratos de trabajo. No obstante, tanto el Ministerio de Trabajo como los sindicatos consideran injusto que los trabajadores que tienen un salario ligeramente superior al SMI por recibir algún complemento no se beneficien de este incremento, por lo que planea impedir que las empresas puedan compensar o absorber los pluses más comunes.
El borrador del Real Decreto del salario mínimo que el departamento de Díaz envío la semana pasada a los agentes sociales así lo recoge. Tanto el sector empresarial como despachos del área laboral habían advertido que el Gobierno no podría acabar con esta práctica recogida en el Estatuto de los Trabajadores y avalada por el Tribunal Supremo en diferentes sentencias, por lo que Trabajo ha optado por reconocer la posibilidad de absorber o compensar pluses salariales si el salario del trabajador supera al fijado por ley, para luego detallar un listado de conceptos salariales que no deben tenerse en cuenta para hacer este ajuste.
La propuesta aboga por excluir los complementos que respondan a las condiciones en los que se presta la actividad (nocturnidad, toxicidad, penosidad, peligrosidad, turnicidad o disponibilidad); los pluses ligados a características personales del trabajador (antigüedad, idiomas u otro tipo de formación) y los asociados a una cantidad o calidad de trabajo (incentivos, primas de productividad o comisiones). Es decir, se impediría tener en cuenta los pluses más habituales en las nóminas, lo que en el entorno empresarial se percibe como una prohibición de facto de esta práctica.
Este borrador, que se alinea con las demandas expresadas por UGT y CCOO en las últimas semanas, llevaría a vincular directamente el salario base de los trabajadores con el SMI, pese a que diferentes sentencias han reiterado que el salario (y la remuneración que tiene que ser igual al salario mínimo) es la suma de este salario base y todos los complementos salariales que tenga reconocidos el trabajador en su nómina.
Este cambio incluido en la propuesta de Trabajo viene del acuerdo firmado con los dos principales sindicatos para la subida del SMI de 2024, en la que el Ejecutivo se comprometió a revisar la adecuación de los salarios al salario mínimo mediante el recorte de los complementos salariales. Y de aprobarse, algo que parece factible ya que se busca canalizar a través de un Real Decreto que solo necesita ser aprobado en el Consejo de Ministros y que no pasaría por el Parlamento, ampliaría el alcance de las subidas del SMI hasta afectar a una parte considerable del tejido productivo.
Según los últimos datos publicados por la AIReF a partir de la Muestra Continua de Vidas Laborales, el 7,4% de los trabajadores cobraban el salario mínimo en 2023 (algo más de 1,5 millones de personas). No obstante, el volumen de ocupados con salarios inmediatamente por encima de esta referencia es considerable. Ese mismo año había un 22,8% de trabajadores que cobraban hasta un 125% del SMI (unos 4,8 millones). Dos años después, es probable que parte de ellos hayan sido alcanzados por los incrementos aplicados en 2024 (5%) y 2025 (4,41%). También que tras las nuevas subidas, el número de trabajadores concentrados en los niveles salariales inmediatamente superiores haya engrosado.
Por el momento, ninguna de las partes maneja cifras más actualizadas para anticipar cuál podría ser el impacto de esta medida. Pero por lo pronto, desde el ámbito empresarial se advierte del incremento de costes que podría conllevar este texto que pretende eliminar una fórmula que las compañías han empleado durante años para no tener que subir obligatoriamente los salarios de sus trabajadores cuando aumenta el SMI si estos ya cobraban más que el nuevo mínimo.
El documento consultado por elEconomista.es podría experimentar modificaciones hasta su aprobación, dado que el Gobierno mantiene abierta la mesa de negociación en la que se pretende transponer la directiva de salarios mínimos. Sin embargo, esta parece ser una parte fundamental de la reforma de la redacción del reglamento del SMI que está planteando Trabajo. Y además, los sindicatos han condicionado su sí a un acuerdo sobre el porcentaje de subida a que la limitación de la absorción y compensación de complementos se abordase en paralelo.
Las dos centrales sindicales habían denunciado que CEOE no tenía intención en que avanzasen las conversaciones de esta mesa y habían instado a Trabajo a explorar una fórmula alternativa para blindar estos complementos salariales. Finalmente, parece que el Gobierno ha apostado por aunar las dos materias laborales en el mismo reglamento que marcará el SMI del próximo 2026.

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